Te dije adiós,
pero era mentira. Te dije adiós, porque no sabía que otra cosa podía
decir sin mirarte a los ojos.
Te dije adiós,
cuando en realidad lo que quería decir era “quédate un rato más. No te vayas
todavía, es demasiado pronto para una despedida”. Te dije adiós, sin saber que
era la última vez que veía tu sonrisa despeinada. Tus manos frías. Mi coño
caliente.
Te dije adiós,
porque era lo que tenía que hacer. Porque tenía otras cosas que hacer. Porque
me lo pedían tus labios.
Te dije adiós
de la mejor forma que se puede decir esa palabra sin que suene a despedida: en
forma de beso.
Me encanta como escribes (dicho asi no trasmite mucho), un blog que me ha hecho pasar la tarde de gripe un poco mejor ; pensaras (o yo creo que pensaras) ¿y este friki? Pero las tardes de gripe son muy malas (supongo que lo sabras, que parece que te estoy tomando por tonta) ahora siendo un poco mas serios (no mucho) sigue publicando te lo pide uno que ya es humilde lector de su merced (con esto va implicito lo de que te pases por mi blog si a su merced le parece conveniente, que pais seria este si se nis obligase a leer lo que no queremos).
ResponderEliminar