lunes, 6 de mayo de 2013

Los cuatro elementos


Méceme lento, como si fueras mar en calma.
Y, de repente, enfurécete.
Sacúdeme con tu cuerpo, igual que las olas
rompen en las rocas de los acantilados.

Húndete en mí,
como si yo fuera un campo de barro
y tu cuerpo pasara a formar parte del mío.

Tócame, como si tuvieras frío
y mi piel fuesen mil lenguas de fuego
capaz de calentarte con sólo una mirada.

Susúrrame al oído, haz que el aire de tu aliento
erice el vello de mi nuca.

Haz que, de una vez por todas, tú y yo seamos
agua, tierra, fuero y aire
dentro de la misma cama.


                                                               - María C.


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