miércoles, 15 de mayo de 2013

Ven, pero despacio.

Ven.


Pon tus manos encima de mi cuerpo y quémame cada poro de la piel. Despacio, sin prisa, ve encendiendo cada centímetro con el roce de tus dedos. Haz que parezca un accidente.

Acerca tu boca a la mía. Y sonríeme, así, de cerca. Haz que tu sonrisa sea mía sin ni siquiera posarla en mis labios, simplemente haciendo que la sienta a través de los pocos centímetros que separan nuestros alientos.

Acaríciame. Pasea las yemas de tus dedos por cada curva, y cada recta de mi anatomía. Siente con tu tacto cómo se eriza el vello de mi nuca. Acaricia con tus manos el encaje que cubre una pequeña parte de mi piel.

Y vuela. Y hazme volar.

Húndete en mis miedos y mis dudas. Cubre mis preguntas con tu boca. Atrapa mis prisas con tus piernas. Y córrete conmigo.

Pero  ven despacio, amor, que tenemos toda la vida por delante para hacernos daño.

                                                                                           


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